Bajo el Cielo Protector

  • Cuadros

1 Cielo estrellado. Tecnica mixta sobre lienzo. 110x110cm

2 Tormenta. Tecnica mita sobre lienzo. 110x110cm

3 Bajo el cielo. Tecnica mixta sobre lienzo. 110x110cm

4 Cielo lleno de energía y luz. Tec mixta sobre lienzo. 110x110m

5 Cielo sutil. Tec mita sobre lienzo. 87x110m

6 Cielo llenito de luz. Tec mixta sobre lienzo. 87x110cm

7 Cielo eléctrico. Tec mixta sobre lienzo. 87x110m

8 Dulce cielo. Tec mixta sobre lienzo. 87x110cm

Cielo 1. Técnica mixta sobre tela. 61x73cm

Cielo 3. Técnica mixta sobre tela. 61x73cm

Fragmentos de cielo 2. Tec mixta sobre papel. 30x32,5cm

Fragmentos de cielo 5. Tec mixta sobre papel. 30x32,5cm

Fragmentos de cielo grande 2. Tec mixta sobre papel. 40x40cm

Fragmentos de cielo grande 6. Tec mixta sobre papel. 40x40cm

Horizonte azul 5. Tec mixta sobre papel. 30x100cm

Horizonte azul 8. Tec mixta sobre papel. 30x100cm

Horizonte azul 9. Tec mixta sobre papel. 30x100cm

Esto que ahora os presento, Bajo el cielo protector, es la historia de un momento mágico, casi intranscendente, casi cotidiano que sucedió muy lejos de mi entorno, en la nueva y fantástica aventura de sentir la pulsión de Australia, descubriendo sus paisajes, su aroma, su increíble color.

Por la razón que sea, hay ocasiones vividas que se graban en el alma, que nos dejan una huella imborrable que nos acompaña siempre, y que nos regalan gratos momentos de silencio y de intimidad al evocarlos. Este es uno de ellos.

Allí estaba yo al caer la tarde después de un día intenso, ausente y abstraída ante una realidad nueva, increíble y atemporal, rodeada de espacio y cielo por todas partes, tanto espacio y cielo que parecían prolongarse al infinito, tanto que mi mirada podría abarcar los 360º de inmensidad en aquel silencioso paraje. Y allí estaba yo contemplando cómo ese potente y rotundo cielo lleno de estrellas se iba haciendo más y más presente, más y más mágico.

Me dijeron que en este desierto no llueve.

La oscuridad avanzaba silenciosa cubriéndolo todo por doquier y sin aviso alguno un poderoso rayo laceró el cielo rápidamente, solo segundos, unos segundos cargados de blanca electricidad,  seguido del fuerte estruendo del trueno. De pronto todo cambio, el silencio dio paso a una bella danza natural entre electricidad, ruido, furia y agua llenando todo a su paso de nuevos olores, nuevas sensaciones y energía en aquella basta inmensidad. Ahí todo era presente, todo era vida, simplemente ser y estar. Bajo aquella impresionante tormenta de cielo eléctrico, rotundo, inmenso y potente, yo me sentí protegida.

Desde entonces el cielo fue el hilo conductor de esta querida aventura australiana. Cielos llenos de energía, inmensos, dulces, ilimitados, en movimiento, grises, que se presentaban ante mis ojos llenos de luz, oscuridad, estrellas y vida.

Lorena Allas.