Bajo el Cielo Protector
Esto que ahora os presento, Bajo el cielo protector, es
la historia de un momento mágico, casi intranscendente, casi cotidiano que
sucedió muy lejos de mi entorno, en la nueva y fantástica aventura de sentir
la
pulsión de Australia, descubriendo sus paisajes, su aroma, su increíble
color.
Por la razón que sea, hay ocasiones vividas que se
graban en el alma, que nos dejan una huella imborrable que nos acompaña
siempre,
y que nos regalan gratos momentos de silencio y de intimidad al evocarlos.
Este
es uno de ellos.
Allí estaba yo al caer la tarde después de un día
intenso, ausente y abstraída ante una realidad nueva, increíble y atemporal,
rodeada de espacio y cielo por todas partes, tanto espacio y cielo que
parecían
prolongarse al infinito, tanto que mi mirada podría abarcar los 360º de
inmensidad en aquel silencioso paraje. Y allí estaba yo contemplando cómo
ese
potente y rotundo cielo lleno de estrellas se iba haciendo más y más
presente,
más y más mágico.
Me dijeron que en este desierto no llueve.
La oscuridad avanzaba silenciosa cubriéndolo todo por
doquier y sin aviso alguno un poderoso rayo laceró el cielo rápidamente,
solo
segundos, unos segundos cargados de blanca electricidad, seguido del fuerte estruendo del
trueno. De pronto
todo cambio, el silencio dio paso a una bella danza natural entre
electricidad,
ruido, furia y agua llenando todo a su paso de nuevos olores, nuevas
sensaciones
y energía en aquella basta inmensidad. Ahí todo era presente, todo era vida,
simplemente ser y estar. Bajo aquella impresionante tormenta de cielo
eléctrico, rotundo, inmenso y potente, yo me sentí protegida.
Desde entonces el cielo fue el hilo conductor de esta
querida aventura australiana. Cielos llenos de energía, inmensos, dulces,
ilimitados, en movimiento, grises, que se presentaban ante mis ojos llenos
de
luz, oscuridad, estrellas y vida.
Lorena Allas.